Piérdete para encontrarte. Eso fue lo que hicimos nosotros. Hartos del ritmo de vida y estrés de la ciudad, un día cogimos el petate y nos fuimos para el pueblo.
Se cuenta rápido, pero fue una de las decisiones más complejas que hemos tenido que tomar.
Y aquí estamos ahora, en un pequeño paraje de Huelva, estirando el tiempo y viendo cómo nuestros hijos crecen un poco más libres, o así al menos percibimos nosotros.

Ah, y creando zapatillas.